lunes, 28 de noviembre de 2011

Pequeñas cosas que hacen bien

Cuando uno ve fotos se retrotrae en momentos. Me pasó que viendo una de ellas me corrió un escalofrío que se extendió por todo el cuerpo y continuó junto con una canción que me acompañaba en esta tarde de feriado. Se trata de amores, que te acarician el alma, sentándose en la cornisa de tu corazón. Me pasó que conocí un lugar en el mundo donde siempre voy a querer estar, no sé si físicamente será posible pero lo mejor de mi se enamoró de sus calles, se sonrojó en tus atardeceres y brilló en las noches de estrellas cómplices. Se llama Cafayate y es, a mí entender, el aire al que ningún pulmón se debería privar. Y el más dulce recuerdo de mi paso por la fiesta de la Serenata comenzó con una noche de primavera en la que una gran compañera de ruta me invitó a ver una banda y yo, queriendo dejarme llevar por los buenos momentos, accedí. El nombre de la Banda no me lo puedo sacar de encima, se llama “Me darás mil hijos”, y con mucha magia, a través de “Noche Linda”, me invitaron a recordar los más tibios momentos que de este año me quiero llevar. Hay un estribillo que no dejo de repetir

Y al andar

te bajo la luna y me pongo al revés,
camino de manos y río a la vez
y dejo que el aire me lleve,
me lleve ligero a tus pies.”

Este tipo de amores, de gente, de lugares, melodías y otras yerbas son los momentos que te sacan una sonrisa o te enamoran de la vida.

Por muchos más caminos, a la tierra más linda y a las canciones más cándidas, que son simplemente, pequeñas cosas, que hacen bien.